Benítez, el profesor de los Maristas, condenado a 21 años de prisión por abusos sexuales

El profesor de los Maristas, condenado a 21 años de prisión por abusos sexuales a menores, después de once años

El Tribunal Supremo ha confirmado este miércoles la condena de 21 años y nueve meses de prisión para Joaquín Benítez, exprofesor del Colegio Maristas de Les Corts, ​​por abusar sexualmente de cuatro alumnos menores de edad de forma continuada.

El alto tribunal ha ratificado la sentencia que dictó la Audiencia de Barcelona en el 2019 y el exprofesor de gimnasia tendrá que entrar finalmente en prisión. La sala penal considera que las declaraciones de las víctimas han sido corroboradas por otros elementos de prueba y todo ello es suficiente para justificar la condena. Los abusos se cometieron durante tres cursos consecutivos, entre 2006 y 2009 y la sentencia incluye también una indemnización de 120.000 euros a las víctimas.

La sentencia confirma que el seguro de la escuela es el responsable civil directo y debe responder por los daños y perjuicios causados, sin que pueda argumentar falta de cobertura al tratarse de un delito doloso. El tribunal concluye que esta excepción sólo puede alegarse en la relación interna entre el asegurador y el asegurado, pero no en relación con los menores perjudicados.

La resolución de la Audiencia de Barcelona ratificada por el Supremo concluye que el daño infligido por la «comisión de un hecho perverso y odioso» por parte de Benítez «ha condicionado el desarrollo de la personalidad de cuatro menores de edad, incidiendo de forma permanente en su vida». «Esto no tiene precio ni reparación posible», concluye. También considera probado que Benítez cometió cuatro delitos de abusos sexuales, dos de ellos continuados, cuyas penas van desde los 2 hasta los 9 años y tres meses.


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También impone al ex profesor una indemnización total para las cuatro víctimas de 120.000 euros, que van desde los 10.000 hasta los 60.000 euros. Además de la condena de prisión, el tribunal también le inhabilita para el ejercicio de la profesión docente durante 13 años y 8 meses, ordenando una orden de alejamiento y la prohibición de comunicación con las víctimas.

La sección 21 de la Audiencia da por probado que el acusado aprovechó su condición de profesor de educación física para abusar de cuatro alumnos en varias ocasiones. La sentencia subraya que tenía un despacho propio con una litera donde hacía pasar a los alumnos para masajearles para aliviar posibles lesiones. Es entonces cuando se daban situaciones de abuso sin el consentimiento de los menores, «aprovechándose de su ascendencia y jerarquía como profesor de educación física», pero también de la «confianza que los alumnos tenían depositada en él».

El tribunal constata que los hechos que sufrieron las víctimas «constituyeron una experiencia vital negativa en un momento en el que todavía no tenían desarrollada su personalidad», lo que «ha condicionado cómo son como adultos». «Hoy son los hombres que son, en parte, por sufrir la conducta del acusado. Y eso no tiene precio ni reparación posible», continúa la sentencia.

El daño infligido, dice la Audiencia, «nada tiene que ver con lesiones físicas o secuelas asociadas a la recuperación u hospitalización», sino que «se ha condicionado el desarrollo de la personalidad de cuatro menores de edad por la comisión de algo perverso y odioso que supuso su primera experiencia sexual y que ha incidido de forma permanente en su vida».