La Razón vuelve a atacar el catalán… y ahora también al taxi

Cuando pedir catalán en el taxi se convierte en “ultra” para La Razón

No falla: si en Catalunya alguien decide que hablar catalán debería ser un derecho básico para el usuario de un servicio, La Razón ya tiene titular preparado. Y esta vez no les ha bastado con cargar contra la lengua: han decidido enredar también con el taxi.

El diario madrileño nos regala una de sus habituales piezas de ficción política, donde todo lo que huela a catalán pasa automáticamente a ser “ultra”. Así, sin matices. Plataforma per la Llengua es “ultraindependentista” por pedir que un trabajador que atiende al público en Catalunya sepa hablar en catalán. Ojo al disparate: que un taxista pueda responder con normalidad a un cliente en la lengua oficial del territorio pasa a ser, según La Razón, un plan subversivo digno de sospecha.

Pero lo más jugoso del caso es que el periódico omite —o quizá le da urticaria mencionar— quién ha impulsado realmente esta medida: Élite Taxi, la principal organización de taxistas de Barcelona. Sí, los mismos que llevan años plantando cara a las multinacionales del VTC. Son ellos los que quieren que el taxi dé una imagen profesional, moderna y adaptada a la realidad lingüística del país. Y son ellos quienes han exigido que, además de catalán, los conductores de VTC estén obligados también a hablar castellano. Vamos, que la medida refuerza los derechos lingüísticos de todos los usuarios, sean catalanoparlantes o castellanoparlantes.


La nueva ley del taxi exigirá catalán a todos los conductores

La nueva ley del taxi exigirá catalán a todos los conductores

 


Lo de menos, claro, es la realidad. Para La Razón, lo importante es mantener la narrativa de siempre: “Catalunya contra España”. Que se pida un nivel B1 o B2 de catalán es irrelevante; lo esencial es colocar la etiqueta de “ultra” y agitar el espantajo de la imposición lingüística. Porque si uno solo se quedara con sus titulares, parecería que el Govern quiere levantar murallas medievales con diccionarios de Pompeu Fabra.

La paradoja es tan grande que hasta resulta divertida: un colectivo de taxistas que busca prestigiar su sector, garantizar un servicio de calidad y, de paso, poner deberes a las VTC, termina siendo el villano de la película según La Razón. Y todo por atreverse a pensar que, en Catalunya, hablar catalán no debería ser una rareza, sino la norma.

En definitiva, la nueva Ley del Taxi no solo abre un debate sobre derechos lingüísticos, sino también sobre honestidad periodística. Porque si el compromiso de los taxistas por ofrecer un mejor servicio es tachado de “ultra”, quizá lo que es ultra no es la defensa del catalán, sino la obsesión de algunos medios por convertir cualquier decisión de Catalunya en un agravio a España.