Ada Colau vuelve a Barcelona al retrasarse la salida de la Flotilla de la Libertad

Ada Colau vuelve a Barcelona al retrasarse nuevamente la salida de la Flotilla de la Libertad a Gaza

La exalcaldesa de Barcelona Ada Colau y el ex diputado en el Congreso Jaume Asens han vuelto este viernes a Barcelona debido a la imposibilidad de zarpar la Flotilla de la Libertad, para llevar 5.500 toneladas de ayuda humanitaria a Gaza.

Colau y Asens se reincorporarán a la misión una vez que los barcos obtengan el permiso para zarpar y haya una fecha en firme. En una rueda de prensa que la exalcaldesa ha ofrecido este viernes por la mañana desde Estambul, ha detallado que los barcos están listos para salir, pero que Israel ha hecho presionado a todos los niveles para impedir que la flotilla pueda salir. Sin embargo, Colau se ha reafirmado en su compromiso con el pueblo palestino: «No desistiremos hasta salir hacia Gaza para romper el bloqueo y exigir el alto el fuego inmediato».

Este jueves les avisaron de un nuevo retraso, después de haber aplazado el vieja desde el martes, por lo que ante los impedimentos, han decidido regresar a Barcelona. Jéssica Albiach ha apuntado que Colau y Asens podrían volver «si hay una fecha firme y cerrada» porque la misión es «importantísima y clave para las personas de Palestina».

Albiach ha destacado también que Colau y Asens tienen un «papel importante y preponderante» en la campaña para las elecciones del 12M y ha subrayado que han mostrado con la flotilla un claro compromiso con los derechos humanos ante el genocidio y masacre en Gaza.

5.500 toneladas de ayuda humanitaria

La Flotilla de la Libertad está compuesta por cuatro barcos que cargan 5.500 toneladas de ayuda humanitaria con una veintena de ambulancias, harina, arroz, agua potable, medicinas, equipamiento médico y otros productos de primera necesidad.

Son 350 contenedores que se transportarán en dos de los barcos, mientras que los otros tres llevarán observadores, personal médico, representantes políticos y medios de comunicación.

La iniciativa se puso en marcha tras el asesinato de siete miembros de la ONG World Central Kitchen que trabajaban con autorización del ejército israelí. Unas muertes que hicieron anular la misión a Open Arms.