Margarita Margaró

Margarita Margaró

Margarita puso a prueba al taxista llegando más de dos horas tarde. Se disculpó aduciendo que se había olvidado la rama de olivo, imprescindible para el entierro. ”Tire para el Vendrell. Así que usted es el tío de José Manuel.”

“Sí, me dijo que no debíamos quedar mal y esperar, que usted es una clienta VIP.”
“Se puede comer? Es que con las prisas no he almorzado….”
“Por supuesto, aquí puede comer, beber y si viene con pareja puede utilizar el taxi como un meublé siempre que el taxímetro corra y recoja los preservativos.”

Margarita no apreció la ironía y sacó la magdalena de Proust, la que sobró de su última reunión de amigas en edad provecta. Se la zampó en dos bocados y comenzó a contar su vida: ”Al principio Maragall no quería, no por él ni por el país, sino por el boicot que le estaban haciendo desde Convergencia. Así que hablé con Samaranch, que vivía en mi escalera y con quien tenía confianza de muchos años”:
“Mira, Marga, ara es el moment o no lo será mai. ”Se lo dije a Pascual: ”Tira cap a davant, no tinguis por.” ”La gente no sabe las dudas que tuvimos, el miedo a hacer el ridículo.”

“Llamé a mi hijo en Londres, qué pasaba con Freddy. Me contestó que viniéramos de inmediato para comenzar a grabar. Lo primero que hizo Mercury fue informarnos a Montserrat y a mí que tenía SIDA y que no cantaría en los Juegos de Barcelona porque creía que no iba a llegar. Así que lo mejor sería hacer un vídeo como si estuviera en un escenario para mostrar su homenaje a la Caballé y a la ciudad. Años después la gente cree que esa actuación ocurrió de verdad en 1.992. Freddy había fallecido unos meses antes. Tira por el lateral del puente.”

El camino se hacia pedregoso, lleno de baches enormes, donde el taxi se ajustaba entre matorrales y piedras enormes y puntiagudas. Margarita se zampaba una manzana tranquilamente mientras Manuel se aterrorizaba ante lo angosto de un camino más peligroso que el Caminito del Rey. Pensaba en lo macabro de una incineración, pero dado como andaban las cosas se alegró de haber redactado unas últimas voluntades con todo bien clarito.

“Manuel, ya falta poco. ”Y, efectivamente, allí se distinguía un molino. Aceleró como una máquina de motocross y aunque los bajos sonaron por los pedruscos arribaron al destino: la casa-molino de Margarita Margaró.

Empezaron a examinar la casa. Recogieron unas granadas abiertas que Margaret le regaló a Manuel mientras llenaba el maletero de hierbas y cacerolas con todo lo que ella consideró necesario o conveniente aunque Manuel pensaba que lo único que estaba haciendo es llenar el coche de bichejos que estaban faltos de higiene. Ya más de un gusano se había incrustado debajo de los asientos.

Teníamos visita: El vecino inglés en calzoncillos y con un perro aún más guarro que el dueño. Le comentó lo de José el tractorista. El no iba a ir al entierro. Y es que sólo faltaba que se presentara en calzoncillos y con el perro salvaje y sucio que encima se restregaba en Manuel, quizás para remediar su falta de agua y jabón. Manuel estaba por tirarle un barreño de agua sucia que se había llenado por la lluvia. Hacían buena pareja, el perro y el inglés.

Parece ser que el sueño de cualquier tractorista es matarse mientras arregla el huerto. Eso le explicó un amigo de Margarita y José mientras asistía a misa in memoriam. Estaba llena la Iglesia con unos doscientos tractoristas del vecindario.

Tal había sido la popularidad de José que fue necesario poner unos altavoces fuera de la Iglesia para que siguieran la ceremonia las 200 personas que habían podido acceder al recinto religioso.

El camino de vuelta fue tan entretenido como el de ida: ”Fue así como conocí a Llongueras. El tipo acababa de salir del Dry Martini y parecía un atracador en aquella esquina. Le dije si ya consiguió cobrarle a Dalí lo del bigote.”

“Dios, me tiraba 3 horas para ponerle el maldito bigote postizo. Y lo peor es que me llamaba en cualquier momento, ves a Cadaqués con sus malditos caminos llenos de curvas cerradas. Por ello es el Rally Costa Brava. Le ponía el bigote y a continuación cambiaba de carácter y recibía a quien fuera como la estrella que no era ni conmigo ni con sus allegados.”

“Qué pasó con Amanda Lear y el cantante de Jesucristo Superstar?”

“Amanda Lear era una mujer espectacular con unas medidas que sólo se dan en un lugar determinado de Filipinas. Era su modelo y fue la única que le advirtió del atraco que le estaban haciendo Gala y el cantante de Jesucristo Superstar. Como Dalí pasaba del sexo, Gala hacía millonarios a sus amantes”.

“Dalí pasaría de sexo con su mujer. Pero lo visité hacia 1.963 cuando tenía 17 años. Mientras alababa su obra, el artista me rodeó con sus brazos y me invitó a visitar su dormitorio.”

Otro mito destrozado para el taxista, que no todo se aprende leyendo. Y es que mientras Manuel daba sus primeros pasos, era Margarita la que se codeaba con la Gauche Divine. Gracias, básicamente, a que le otorgaron un piso de protección oficial en un barrio donde vivían gente como Juan Antonio Samaranch. Margarita no olvida sus orígenes y a pesar de ello se integró:

”Manuel, el dinero de esa gente no los hace especiales. Tu sobrino me dijo que tú les hacías leer y escuchar música. Entre esos ricos a la mayoría les importa todo una santísima mierda. Al final la calidad de vida no la da el dinero, la da como quieras vivir tu vida.”

La relación de Manuel y su sobrino con Margarita duró muchos años. La relación entre un barrio rico como El Turó y la vida humilde de la Florida no representó un obstáculo y Margarita llamó a ambos taxistas regularmente. Ambos estaban seguros de que ella fue el eslabón que consiguió unir a las autoridades para conseguir los Juegos Olímpicos y también la primera persona en aliviar el dolor de Freddy Mercury. También logró que Carreras volviera a cantar, pero esa es otra historia.