Dos mujeres estafan 43.000 euros haciéndose pasar por revisoras del gas
Agentes de los Mossos detuvieron el 12 de agosto, a dos mujeres de 22 años y 25 años, de nacionalidad peruana y argentina, como presuntas autoras de los delitos de estafa, hurto y estafas bancarias con tarjetas de crédito. También han quedado investigadas otras tres personas, dos hombres y una mujer.
Una serie de denuncias de personas de edad avanzada en relación con estafas llevadas a cabo por falsas revisoras del gas pusieron en alerta a los investigadores que enseguida se dieron cuenta de un elemento diferente respecto de la operativa usual en esta actividad delictiva.
Habitualmente los que llevan a cabo las estafas y hurtos de falsos revisores son hombres que llevan un uniforme que supuestamente los identifica como personal de empresas de suministros. Pero en esta ocasión se encontraban, de manera coincidente, que quien representaba este rol eran dos mujeres jóvenes, de buena presencia y trato cordial, lo que generaba confianza en las víctimas. Por otra parte, las arrestadas disponían de alguna manera de una base de datos de personas que respondían a un perfil de vulnerabilidad: ancianos que vivían solos.
Las arrestadas, en coordinación con otros investigados, habían diseñado una operativa delictiva que funcionaba de la siguiente manera: hacían la selección de las víctimas con llamadas sistemáticas a personas de edad avanzada de manera aleatoria hasta que en encontraban alguna que accedía a recibir la visita en casa de supuestos operarios de alguno de sus servicios de suministros. El hecho de que cuando recibían la llamada las interlocutoras se dirigiesen por el nombre y apellidos los generaba aún más confianza y por este motivo concertaban encuentro.
Una vez dentro del piso las dos mujeres hacían ver que revisaban la caldera y pedían que los dejaran ver las facturas antiguas para comprobar que todo estaba correcto. En todo momento su comportamiento era muy cordial y cercano de modo que las víctimas se fiaban.
Entonces les hacían creer que había algún error en las facturas que había generado unos cargos excesivos y que harían los trámites para devolverlos el dinero que habían pagado de más. Para ello les pedían el número PIN asociado a su libreta o tarjeta con el pretexto de que era imprescindible para llevar a cabo la devolución.
Paralelamente otro de los falsos operarios accedía al piso por la puerta principal, que las dos mujeres se habían encargado dejar entreabierta, para localizar la libreta o tarjeta. Una vez se habían apoderado y en disposición del PIN que ambas estafadoras les habían proporcionado ya podían operar de tres maneras diferentes: compras de productos a través de internet, transferencias a cuentas de testaferros a cambio de una comisión y extracciones en cajeros de dinero en metálico.
En este caso siempre trataban de hacerlo de forma que protegieran al máximo su identidad, con mascarilla o con otros complementos que los ocultaran parcialmente el rostro, conscientes de las cámaras que hay en las entidades bancarias.
La vulnerabilidad de las víctimas, en tanto que personas mayores con ingresos muy limitados en la mayoría de casos, se traducía en la precariedad económica en la que quedaban una vez les habían sustraído el poco dinero que tenían. Entonces tenían que acudir a la red de familiares y amigos para poder hacer frente a los gastos mensuales. Es por ello que los hechos han tenido la consideración de agravados y la Fiscalía ha solicitado una pena más contundente en base a los delitos investigados.
Los investigadores del Grupo de Multirreincidentes del Área de Investigación Criminal de Barcelona y de las Unidades de Investigación de las comisarías de Sant Martí, Sant Andreu y Cornellà también pudieron identificar y detener a la persona del grupo que hacía tareas de conductor, que quedó en libertad con cargos a parte de dos de las personas que recibían las transferencias bancarias de las cuentas bancarias de las víctimas.
Hasta el momento los agentes han podido acreditar que los investigados se habrían apoderado de cerca de 43.000 euros de trece víctimas, en las poblaciones de Barcelona, Cornellà, L’Hospitalet de Llobregat y Badalona. Cabe destacar que en el caso de una de las víctimas de Cornellà, además de llevarse dinero en metálico también se llevaron joyas, con un valor total de 17.000 euros. Los investigadores continúan trabajando para determinar si ha habido otras víctimas.
El 13 de agosto las dos arrestadas pasaron a disposición judicial e ingresaron en prisión por orden del Juzgado de Instrucción número 1 de Cornellà de Llobregat.
Dos mujeres estafan 43.000 euros haciéndose pasar por revisoras del gas