Licenciado en Ciencias de la Comunicación y la Educación, Julián Ortiz, es originario de la ciudad de Armenia, capital del departamento colombiano de Quindío, aunque actualmente vive Cali, donde compagina su labor como gestor cultural de la red de Alianzas Francesa de Cali con su trabajo como fotógrafo para diferentes marcas y sectores.
Admirador de la escena cultural de Barcelona, Ortiz es un autor de fondo y de formas, artista multidisciplinar y un nombre imprescindible del panorama artístico y cultural de Cali. Donde también ejerce como uno de los mejores y más respetados anfitriones de artistas venidos de todo el mundo, Ortiz es el artista de la diversidad. De su trabajo emana una profunda pasión por la vida, la luz, el movimiento y la libertad. Por el conocimiento y las culturas. Emana una curiosidad imparable por descifrar a las personas y descubrir sus espacios y movimientos a través del arte de su fotografía.
¿Cómo aterrizaste en el arte de la fotografía?
Desde los inicios de mi formación académica en la universidad, el componente fotográfico era muy fuerte. En esa misma época -hablamos de finales de los años 90- adquiero mi primera cámara, una cámara analógica con la que aprendí a fotografiar, a revelar y a imprimir en papel, a copiar, bajo la técnica del rollo fotográfico.
Podemos decir entonces que tu fotografía es arte, técnica, intuición y mucho más…
Aprendí en una época en la que todo era muy manual y había que ser instintivo con el tema de la iluminación. Gracias a la labor de mis maestros y también a las tareas prácticas que fui desarrollando, iba viendo las diferentes maneras de jugar con la iluminación.
Entonces…, el enfoque en el detalle y esa labor que entreteje lo técnico y lo artesanal te llevó hasta la fotografía de producto
Me he dedicado durante tiempo al sector comercial con mi empresa de cuero y marroquinería. Ahí me encargaba de la fotografía de producto para redes sociales. Empecé a trabajar con modelos, eso me empezó a dar más experiencia, sumado al apoyo de otros amigos profesionales que me recomendaban cómo mejorar la iluminación, cómo mejorar ángulos o cómo mejorar el color. Y así es como empiezo en la fotografía.
¿Qué motiva tu obra?
La luz motiva mi obra. Definitivamente, soy un enamorado de la luz. Lo dicen mis amigos fotógrafos cuando colaboramos juntos, que yo dependo necesariamente de esa luz natural del ambiente y de esas luces artificiales que dan esa sensación de magia, de irrealidad a las fotografías. Esa es una de mis motivaciones. Me motivan muchísimo los rostros, me siento muy cómodo haciendo fotografías para el sector de la moda, para marcas y productos. Y me motiva muchísimo el movimiento del cuerpo. He tenido muy buenas experiencias realizando fotografías a bailarines. Es una experiencia muy bella. Esa mezcla entre movimiento y luz es quizás mi mayor motivación.
¿Qué retos consideras que tiene la fotografía hoy en día?
La fotografía es más asequible. Hay muchos más fotógrafos que en la época del rollo fotográfico, eso hace que la competencia sea más reñida y hace que cada quien tenga que imponer su estilo para darle su toque a cada una de esas creaciones. Y uno de los grandes retos ahora es establecer esa diferencia entre la creación real y la inteligencia artificial, que me parece bien complicado.
¿Cómo consideras que impactan las nuevas tecnologías en la fotografía?
Todo el tiempo la impactan. Desde el cambio de la fotografía analógica hasta la fotografía digital se dio el gran salto. Todo el tiempo estamos dependiendo de las nuevas tecnologías porque los fotógrafos estamos todo el tiempo pendientes de cuáles son los nuevos equipos, los nuevos lentes, los nuevos programas de edición, las nuevas luces. Que eso de alguna manera nos apoya también bastante en mejorar el trabajo. Creo que es inherente. Las nuevas tecnologías y la fotografía van entrelazadas.
Cuéntanos tu experiencia como responsable de cultura en la Alianza Francesa
Es una experiencia muy bella. Llego por cosas del destino en el año 2018. Yo ya conocía la Alianza Francesa, había estudiado francés y tenía grandes amigos en la institución. Y es así como me llaman para encargarme de la dirección cultural. Es una experiencia muy bella porque me permite conocer artistas maravillosos, gente hermosa que hace proyectos y procesos hermosos de investigación puesta en escena. Socialización. Trabajo con diversas comunidades. Es un trabajo muy amplio que tiene la posibilidad de salir del escritorio y trabajar en diferentes áreas. Y aquí sigo con deseos de continuar este proceso.
Acércanos al arte de Cali, ¿Qué tendencias hay?
La ciudad tiene potencial en todas las áreas del arte. Es una gran ciudad. Es la ciudad sede de la Bienal de Danza Nacional. Es la sede de festivales de teatro. Hay un séquito de expertos en cómic. Hay una cultura hip-hop que enmarca todo el arte del break-dance, del freestyle, del muralismo, del graffiti, que es una muy bella manifestación. La ciudad está adornada de arte callejero. Es una cuna del cine. Hay grandes procesos literarios. Hay ferias culturales de gran importancia a nivel nacional. Es una ciudad cultural por naturaleza. Respira cultura por doquier.
¿Qué movimientos inspiran la ciudad?
Hay una cultura grande en torno a la música, las artes, la gastronomía y las tradiciones del pacífico colombiano. La mirada hacia el océano es la gran corriente. La afro-colombianidad es casi el reflejo de la ciudad. En cuanto a la imagen y en cuanto al diseño visual, hay una gran mirada hacia esa afro-descendencia. Lo mismo ocurre con la música, esa gran mezcla entre la salsa, el Currulao y las músicas del pacífico. Lo mismo ocurre con la gastronomía. Esa sincronía entre las artes del Pacífico y las artes universales dan unas corrientes muy interesantes que son muy propias de la ciudad.