Obras de excavación en Can Ripoll para construir una residencia privada
A finales de la semana pasada comenzaron las obras de excavación en el antiguo terreno de la clínica de Can Ripoll, con el objetivo de edificar una residencia privada para personas mayores. La clínica, que había permanecido cerrada y abandonada por más de 20 años, dejó de operar en 2003. Un año después de la demolición del antiguo edificio, inicia su construcción, propiedad de Núñez y Navarro, y gestionada por el grupo Lantus.
Características del nuevo centro geriátrico
La nueva residencia contará con una superficie de 2400 m², y ofrecerá 70 plazas para residentes, además de un servicio de centro de día. Se espera que las obras concluyan en 2027, dando paso a un espacio renovado para los mayores de la zona. Hace justo un año, el derribo del edificio original dejó un vacío en el barrio, que fue objeto de homenaje con un mural temporal de Pilarín Bayés, destinado a honrar a los ancianos, ubicado en las vallas que rodeaban el solar.
Un cambio esperado por los vecinos
La excavación de esta nueva infraestructura es vista como una buena noticia para los vecinos, muchos de los cuales, como Andrés Tigero, soportaron durante dos décadas los efectos del abandono en la finca. «Ya era hora», dice Tigero, refiriéndose a los problemas del lugar, como ocupaciones ilegales, suciedad y la proliferación de roedores. La construcción de este centro supone una mejora sustancial en el entorno, que estaba deteriorado por la antigua edificación.
Los vecinos piden que la residencia sea pública o tenga plazas concertadas
A pesar de la buena recepción general, los vecinos coinciden en la necesidad de una residencia para personas mayores, pero muchos preferirían que fuera pública. Hace 11 años, la finca de Can Ripoll estuvo cerca de convertirse en un centro municipal, ya que el Ayuntamiento de Barcelona y Núñez y Navarro llegaron a un acuerdo para realizar un intercambio de propiedades, que habría incluido la posibilidad de construir pisos de lujo en el Parque de la Golondrina a cambio de la cesión del terreno para un equipamiento público. Sin embargo, el proyecto fue rechazado por la oposición de los vecinos de Sarrià, lo que impidió su desarrollo.
A pesar de que la finca permaneció en manos privadas, los vecinos insisten en la importancia de que haya plazas concertadas dentro de la residencia. Lluís Ballbé, uno de ellos, lamenta que las residencias públicas suelen avanzar con lentitud, por lo que se da prioridad a las iniciativas privadas para dar solución a la creciente demanda.