Viva la mano alzada en el taxi de Barcelona

Viva la mano alzada en el taxi de Barcelona

Soy un usuario de taxi de Barcelona desde hace 15 años, me identifico totalmente con el servicio del taxi, un servicio que desde los últimos años no ha dejado de mejorar en todos los sentidos.

No se crean que no he utilizado en ocasiones este servicio a través de app, pero nada es igualable a detener un taxi en la calle o en una parada y en menos de un minuto estar camino de tu destino.

La pandemia nos ha quitado muchas cosas y nos ha traído otras.

Una de ellas es la necesidad de relacionarnos, de sentir que las personas viven y respiran aún, la necesidad de salir del círculo virtual y tantas veces irreal, de las redes sociales, la televisión y los móviles.

Los postmodernos nos auguran un futuro totalmente dependiente de los móviles, claro por puro interés, pero la calle y la vida misma son otra cosa diferente y que estamos echando de menos después de tanto teletrabajo, medicina telefónica e interminables solicitudes e instancias a través de los móviles y ordenadores.

La vida es más sencilla que lo que nos quieren hacer creer.

Celebro salir por las calles de mi barrio y donde antes veía a taxistas de emisoras apagados por todos lados, ahora veo a los mismos con la lucecita verde encendida.

Si es que queremos veros la cara taxistas, y sentir que estáis en la misma sociedad que nosotros, ese es el taxista que me gusta, el de carne y hueso, no el que te presentan enlatado en la foto de una app.

Ayer me detuve un rato con vosotros en la plaza de Catalunya, que grandes sois y como os admiro.

Esto que explico es el miedo de las multinacionales, la realidad de la calle, por encima de sus mundos irreales y artificiales.

Viva la mano alzada, un valor en alza esencia del taxista genuino.