La pandemia deja al desnudo el virus de la precarización laboral

La pandemia deja al desnudo el virus de la precarización laboral

La pandemia de la Covid-19 ha dejado al desnudo el peor virus que tiene nuestra sociedad, la precarización laboral, un problema presente desde hace décadas en el país y en buena parte del mundo, que interpela a las sociedades e impone el desafío urgente a los estados de resolver las desigualdades laborales, profundizadas en tiempos de coronavirus.

En España sólo el 30 por ciento de los trabajadores activos tienen capacidad de mantener total o parcialmente su actividad o sus ingresos durante la pandemia.

Y es que la entrada en nuestra sociedad del coronavirus ha cercado con más dureza a los trabajadores precarizados o del sector de la economía informal, que necesitan, y no pueden salir a buscar su trabajo, conseguir el sustento diario y satisfacer las necesidades básicas de sus familias.

Pero además, se maximiza en un contexto de hacinamiento habitacional y falta de condiciones de cuidado e higiene, que los expone brutalmente al riesgo de contagio.

Este 1 de mayo, Día Internacional del Trabajador atravesado por la Covid-19, ha visualizado, tal vez como nunca antes, esa enorme rueda de la economía informal que subsiste en forma periférica al sistema.

Dicha precariedad contiene a empleadas domésticas, Kellys, sanitarios, vigilantes de seguridad, auxiliares a domicilio, repartidores Riders y el eslabón más débil, los autónomos, en un contexto de fragilidad económica, despidos, suspensiones, ERTEs, quiebras y bajadas de salarios que han perjudicado a 285.600 trabajadores, dejando la tasa de paro en un 14,4%.

Con la reforma laboral de 2012, la precariedad laboral se agudizó a pasos agigantados, y con ella, el convenio laboral de la empresa comenzó a prevalecer sobre el sectorial, con el consiguiente auge de externalización de los servicios por parte de las grandes compañías con el objetivo de abaratar costes pasando, eso sí, por la devaluación de los salarios y condiciones de sus trabajadores y fomentando, además, la figura de los trabajadores multiservicio que pueden llegar a cobrar un 60% menos.

Pero, en estos desastrosos números, no entran los autónomos, que aún tendrán un mes para ver cómo se deshace completamente su economía.

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