El Espíritu Santo va en taxi

El Espíritu Santo va en taxi

Nadie retrató a Jesucristo en Sevilla durante la pandemia. Ni se hicieron fotos de Dios impidiendo muertes injustas. Pero sí que hemos visto el milagro en Barcelona de retratar al Espíritu Santo levitar en un taxi mientras contemplaba la Casa Batllo al girar al Paseo de Gràcia.

Para la parte más avanzada de la Santísima Trinidad era importante posar para la posteridad humana. La mortal. La que sólo da retazos de la inmensa dicha tras la defunción.

Y es en esa calle llamada Gràcia, el Paseo de Gràcia, dónde puedes demorar tus pasos, ver la riqueza que pocos poseen pero que todos al menos podemos disfrutar simplemente observando, aunque sí tengamos para un café, y también para un taxi que recorra esa calle.

Ese Paseo Divino. Ese goze del Espíritu Santo. El deseo inmaterial. La luz que ilumina el pensamiento. El verbo que se hará carne en Jesucristo. Porqué para dar vida a Dios o a su hijo hace falta la imaginación del Espíritu. Hasta para iluminar a los que no creen hace falta el Espíritu.

Porque a veces haces al taxista esperar. «Pare en la Casa Batllo’. Y la otra, la de al lado, la del café, es preciosa. Taxista, por favor llévenos a la Casa Milá. Dios.Y ese edificio es la Diputación. Y acaba en la Casa Fuster.»

Pero la Tercera Personalidad de Dios elige a un taxista frente al lugar que vivió hace días un atropello con patinete. Siente el dolor del accidente. Redime desde el lado contrario. Porque sabe que el orden divino necesita del conocimiento del dolor. Porque para sentir debes haber sufrido. Y de ese sufrimiento viene conocer el sentido de todo.

Por ello señala a un taxi ecológico. Un servicio que mira por su entorno a la vez que te sitúa en otro punto para que sigas con tu vida. Y esta vez tú lo has solicitado. El taxi te ha llevado y el Espíritu Santo te ha cuidado. En El Paseo de Gracia. En Barcelona.

Porque no sientes que estás de vuelta a tu ciudad hasta que ves al autocar rodeado de taxis. Y de gaviotas divinas. Y aunque alguno lo vea poco divino por falta de fe, siempre les quedará el placer del viaje en taxi desde la Estación a casa.

El Espíritu Santo va en taxi