La mitad de la fauna marina en Barcelona ya contiene microplásticos, alerta el ICM-CSIC
Un estudio reciente del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) revela que cerca del 46% de la fauna marina en la costa de Barcelona ya contiene microplásticos. Este hallazgo evidencia la expansión silenciosa de un problema que afecta a los peces, aves y mamíferos marinos, y que termina llegando incluso a nuestra alimentación.
Cada año, los océanos reciben entre 8 y 12 millones de toneladas de plásticos, acumulando más de 150 millones de toneladas en total. Si no se adoptan medidas, en 2050 podría haber más plástico que peces en el mar, según la Fundación Ellen Macarthur y el Parlamento Europeo. En España, el consumo de plástico de un solo uso alcanza 22,7 kilos por persona al año, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica.
Las playas y la cadena alimentaria como reflejo del problema
El impacto de los plásticos es visible en las playas, con bolsas y residuos flotando en el agua. Pero el peligro real está bajo la superficie, donde los plásticos se fragmentan en microplásticos que entran en la cadena alimentaria, afectando directamente a la fauna marina y, a largo plazo, a los humanos.

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Atlas de especies marinas mutantes: arte para concienciar
Para sensibilizar sobre esta crisis, Roll’eat, marca catalana de diseño sostenible, se ha unido a Desbrandizados para crear el Atlas de especies marinas mutantes. Esta serie de ilustraciones muestra cómo la contaminación podría alterar la biología marina: tortugas con envases como caparazón, ballenas cubiertas de aluminio y pingüinos atrapados en bolsas de supermercado.
El proyecto combina denuncia y ficción para enviar un mensaje claro: sin cambios en nuestros hábitos, el océano podría transformarse en un mundo distópico dominado por plásticos.
Soluciones al alcance de todos
El proyecto también propone acciones concretas: reducir el uso de plásticos de un solo uso y adoptar productos reutilizables, como los que ofrece Roll’eat. Meritxell Hernández, CEO de la compañía, señala que pequeños gestos individuales pueden generar un gran impacto, fomentando hábitos más sostenibles y conscientes con el medioambiente.

































