Cuando las semifinales de Champions asoman en el horizonte y todo se empieza a poner serio de verdad, el Inter recibe un golpe bajo: Marcus Thuram, uno de sus jugadores más determinantes, se cae de la convocatoria por una sobrecarga muscular. ¿La mala noticia? Se pierde el partido del fin de semana. ¿La peor? En una semifinal tan pareja que ni las apuestas Champions League se atreven a señalar un claro favorito, la posible baja de Thuram podría marcar la diferencia.
Una baja que pesa más de lo que parece
Thuram ha sido clave en el ataque del Inter, no solo por sus goles, que no son pocos, sino por lo que aporta cuando no marca. Su trabajo sin balón, su movilidad constante y esa facilidad para asociarse con Lautaro Martínez hacen que su ausencia no se solucione simplemente metiendo a otro delantero y esperando que funcione.
Y claro, esto llega en el peor momento. No solo por el nivel del rival, un Barcelona que viene creciendo en confianza, sino porque estamos en ese tramo de la temporada en el que los errores se pagan con billetes de avión de vuelta a casa y las buenas decisiones te colocan en la final de Wembley.
El parte médico que nadie quería leer
El comunicado oficial habla de una “sobrecarga en los aductores del muslo izquierdo”, con una evaluación diaria. Lo habitual en estos casos. Pero todos sabemos lo que significa de verdad: están cruzando los dedos para que llegue, aunque no se va a arriesgar una recaída que lo saque del resto de la temporada. Así que, aunque no esté descartado del todo, lo más probable es que Inzaghi tenga que pensar en un plan B.
Y ese “plan B” llega en un momento complicado. Primero Bolonia, luego el derbi contra el Milan en Copa, y cinco días más tarde, el primer asalto contra el Barça en Montjuïc. Un calendario sin compasión que, como reflejan las apuestas online, no deja margen para experimentos ni fallos tácticos.
Una dupla que se rompe en el peor momento
Thuram y Lautaro han sido, durante buena parte del curso, una de las parejas más sólidas del fútbol europeo. Uno tira el desmarque, el otro mete el pase; uno arrastra marcas, el otro aparece libre. Así de bien engranado estaba ese mecanismo.
Ahora, sin Marcus, Inzaghi tendrá que buscar alternativas que no están tan rodadas. ¿Alexis Sánchez? Tiene experiencia, pero no está en su pico. ¿Arnautović? Más potencia que precisión. ¿Dybala en falso nueve si estuviera? No está. Ninguna opción convence al cien por cien, y en este tipo de partidos, cada matiz cuenta.
En Barcelona toman nota… y respiran
Mientras tanto, en Barcelona miran la noticia con una mezcla de respeto y alivio. Saben que estas eliminatorias se deciden por detalles, y no tener enfrente a uno de los delanteros más incisivos del Inter puede ser ese pequeño giro del destino que les favorezca.
Además, aunque el Inter llegue bien en lo colectivo, la sensación de no poder contar con todos sus recursos siempre deja una sombra. A veces es mental, otras táctica, pero está ahí, flotando en el ambiente y metiendo presión.
El calendario no perdona, las lesiones tampoco
Y es que en esta parte del año, cada partido se juega con el freno de mano emocional echado. Los jugadores van al límite, los cuerpos dicen basta y las lesiones musculares se disparan. No es casualidad. En el Inter lo saben bien, porque ya arrastran otros tocados, y lo de Thuram es solo el síntoma más visible de un desgaste que no perdona.