Desalojo policial en marcha en la antigua fábrica de La Escocesa

Amplio dispositivo policial para desalojar la antigua fábrica de La Escocesa

Un amplio dispositivo policial conjunto de la Guardia Urbana y los Mossos d’Esquadra ha iniciado este viernes por la mañana el desalojo del recinto fabril de La Escocesa, en la calle Pere IV de Barcelona. La operación comenzó alrededor de las ocho de la mañana, coincidiendo con la orden judicial de lanzamiento para vaciar el espacio.

El Ayuntamiento de Barcelona ha activado los servicios sociales municipales a través del Centro de Urgencias y Emergencias Sociales (CUESB) para atender a los afectados.

Riesgo estructural y peligro para los ocupantes

Según un informe de los Bomberos de Barcelona, el edificio —propiedad municipal— presenta daños estructurales graves que suponen un riesgo inminente de derrumbe. En declaraciones a Catalunya Ràdio, el teniente de alcalde de Seguridad, Albert Batlle, explicó que la antigua fábrica se encuentra “muy deteriorada” desde el punto de vista arquitectónico y que existe un “peligro de escombros inminente”.

Batlle subrayó que las condiciones de vida de las personas que residían en el lugar eran inaceptables, y recordó que el recinto ya fue desalojado hace cuatro años, cuando se tapiaron puertas y ventanas para evitar nuevas ocupaciones.

Medio centenar de personas vivían allí

En la nave que está siendo desalojada vivían de forma irregular unas cincuenta personas, en su mayoría trabajadores dedicados a la recogida y venta de chatarra. Muchos de ellos aseguran no tener alternativas habitacionales y utilizaban el espacio también para almacenar los materiales que recogían. Algunos de los ocupantes ya habían abandonado el recinto antes del operativo.

Vecinos y artistas: “No son personas conflictivas”

Los colectivos de artistas que ocupan otra de las naves de La Escocesa han mostrado su preocupación por el desalojo. “No son conflictivos”, afirmó Floren, uno de los artistas residentes, quien reconoció el mal estado del edificio pero destacó la buena convivencia entre ambos grupos.

Tamara, también artista, expresó su inquietud sobre el futuro del espacio: “Otra vez estará abandonado y volverá a ser ocupado por delincuentes”, advirtió.

Por su parte, Morsylla, un ciudadano senegalés amigo de varios ocupantes, criticó la actuación policial: “No hay humanidad, los echan sin ofrecerles ninguna alternativa de vivienda”, lamentó.