Conductor de VTC al volante, peligro constante

VTC al volante del caos: imprudencias, accidentes y peligro en las calles de Barcelona

Cada día es más evidente: los Vehículos de Transporte con Conductor (VTC) están sembrando el caos en las calles de Barcelona y del resto de España. Lo que empezó como una alternativa moderna al taxi se ha convertido en un verdadero problema de seguridad vial.

La falta de experiencia de muchos conductores, unidos a la presión de cumplir más carreras en menos tiempo, está generando una oleada de infracciones y accidentes por todo el país.

Hoy mismo, un nuevo caso de irresponsabilidad ha vuelto a poner el foco sobre los VTC. Un conductor de VTC ha accedido en dirección prohibida por la calle Sardenya, justo en el corazón de la ciudad, frente a la mismísima Sagrada Familia. Una zona repleta de turistas, peatones, ciclistas y familias. A plena luz del día, sin ningún respeto por la normativa ni por la seguridad. ¿Qué hubiera pasado si un niño cruzaba en ese momento?

Este incidente no es un caso aislado. Cada semana se registran múltiples infracciones cometidas por VTC: invasión de carriles bus, giros ilegales, estacionamientos en pasos de peatones o doble fila, y velocidades imprudentes. Según datos de asociaciones del transporte, el número de accidentes protagonizados por VTC se ha disparado en los últimos tres años, en muchos casos por conductores sin experiencia, sin conocimiento del callejero urbano ni formación específica en conducción urbana.

Además, las aseguradoras ya están tomando nota del problema. Las pólizas de seguro para VTC están subiendo, debido al alto índice de siniestralidad. Las compañías no pueden ignorar lo evidente: más accidentes, más reclamaciones y mayor coste para el sistema. Todo ello, con un servicio que se vende como “profesional” sin exigir los estándares mínimos de calidad que sí se exigen al taxi.

El taxi, garantía de experiencia y seguridad

Frente a esta oleada de descontrol, el taxi tradicional brilla como un ejemplo de profesionalidad, conocimiento y compromiso con la ciudad. Los taxistas se forman, conocen la normativa, pasan controles, y sobre todo, acumulan años —incluso décadas— de experiencia al volante. A diferencia de los conductores de VTC, los taxistas saben cómo moverse por Barcelona sin poner en peligro a los peatones ni generar caos en la vía pública.

Los barceloneses lo saben: cuando suben a un taxi, suben a un vehículo conducido por un profesional de verdad.