Elisabeth Eidenbenz, la mujer que salvó cientos de vidas en los campos de refugiados
Entre 1939 y 1944, Elisabeth Eidenbenz ayudó a nacer a 597 niños, la mayoría hijos de exiliados republicanos españoles en campos de concentración en Francia. Fundadora de la Maternidad de Elna, su labor humanitaria salvó vidas y dio esperanza en medio de la guerra y la persecución. Hoy, una exposición en el Parlamento Europeo honra su memoria.
Una joven maestra frente a la guerra
Eidenbenz llegó a España en abril de 1937, con apenas 24 años y la ilusión de ejercer como maestra. Su destino cambió rápidamente al encontrarse con la crudeza de la Guerra Civil Española y el éxodo de refugiados.
Tras dirigir un almacén de ropa para niños en Madrid, se trasladó con 475.000 españoles al sur de Francia, donde miles vivían en campos de refugiados en condiciones extremas de higiene y alimentación.
La mortalidad infantil y la urgencia de actuar
Las mujeres embarazadas eran las más vulnerables. La mortalidad infantil alcanzaba hasta el 80% en algunos campos, como el de Argelès-sur-Mer, conocido entre los exiliados como el “campo de la mierda”.
Testimonios de madres relatan cómo protegían a sus hijos de las ratas y del sol cubriéndolos con arena. Fue en este contexto donde Elisabeth decidió actuar.
Nace la Maternidad de Elna
Tras una breve experiencia en la Maternidad de Brullà, Elisabeth buscó un nuevo espacio. En Elna encontró un castillo abandonado, que transformó en un refugio seguro para madres y recién nacidos.
Gracias al apoyo del Socorro Suizo, acondicionó el edificio, y el 7 de diciembre de 1939 nació el primer bebé: José Molina.
Un hogar para todos
La Maternidad pronto acogió a 597 bebés de 22 nacionalidades, la mayoría españoles, y también a madres y niños judíos y gitanos que huían de la persecución nazi.
El centro ofrecía alimentación, cuidados médicos, alojamiento y un ambiente familiar. Las madres colaboraban en las tareas del hogar, devolviendo la ayuda recibida y creando un entorno solidario y humano.
La Maternidad también protegió a madres y niños de la persecución nazi. La Gestapo visitaba frecuentemente el lugar, pero Elisabeth se mantuvo firme.
Cada día enviaba informes a Suiza, documentando las carencias y mejoras, apoyándose en donaciones y recursos propios, como la huerta del centro y la cría de animales para alimento.
El cierre y el reconocimiento
El cierre definitivo llegó durante la Pascua de 1944, cuando el ejército nazi clausuró la Maternidad. El edificio permaneció abandonado hasta 1997, cuando François Charpentier lo restauró.
Elisabeth recibió múltiples reconocimientos:
Medalla de los Justos entre las Naciones (2002)
Cruz de Sant Jordi (2006)
Legión de Honor francesa
La historia de Elisabeth Eidenbenz sigue viva como ejemplo de solidaridad y valentía frente a la guerra y la persecución. Su legado demuestra que incluso en los momentos más oscuros, la humanidad y la esperanza pueden prevalecer.

































