Barcelona no dará más licencias para salas de juego y apuestas
El Plenario del Consejo Municipal ha aprobado definitivamente este viernes el plan especial urbanístico para la regulación de los juegos de azar en la ciudad.
Este plan de usos, que ha salido adelante con los votos favorables del Gobierno municipal, ERC y Junts X Cat y las abstenciones de Cs, PP y Barcelona pel Canvi, fija las condiciones a cumplir por parte de cualquier persona interesada en abrir un nuevo local de juegos de azar en la ciudad.
Barcelona es la primera ciudad del Estado que aprueba y pone en marcha la regulación. Algún gobierno autonómico, como el valenciano o el balear también han hecho avances en este sentido, y otras ciudades han iniciado los trámites a partir del camino que ha abierto la ciudad de Barcelona.
A finales de 2019, el Ayuntamiento aprobó la suspensión previa de comunicados para abrir nuevos establecimientos de juegos de azar: salones de juego, bingos y casinos, con el objetivo de elaborar la normativa que ahora se ha aprobado.
En este tiempo, de hecho, se ha reducido en dos el número de bingos presentes en la ciudad. Actualmente en Barcelona hay 51 establecimientos de este tipo: 35 salones de juego, 15 bingos y 1 casino.
El nuevo plan de usos representa aumentar de forma muy considerable la limitación de 100 metros de distancia actual de cualquier local de azar respecto a los equipamientos de usos protegidos, así como la ampliación de la tipología de estos equipamientos.
En concreto, el Ayuntamiento fija ahora una distancia mínima de 800 metros respecto a cualquier centro educativo (guarderías, jardines de infancia, centros de educación infantil, primaria, secundaria obligatoria, bachillerato, formación profesional, programas de formación o cualificación y universidades), así como de 450 metros respecto a otros equipamientos como bibliotecas, centros de servicios sociales, centros cívicos, centros de jóvenes y de barrio, centros del Servei d’Ocupació de Catalunya (SOC) o bien centros de salud (hospitales, centros de atención primaria, de urgencias y centros de atención y seguimiento a las drogodependencias.
En la práctica, las nuevas limitaciones determinan que no habrá más establecimientos nuevos en la ciudad y favorecen su decrecimiento, ya que cuando se cierre uno no se podrá abrir otro nuevamente.
Estos criterios tienen que ver también con la premisa de que hay que proteger a los colectivos más vulnerables respecto al desarrollo de un posible juego problemático o patológico a los menores y jóvenes hasta los 21 años, las personas con problemas de salud mental o adiciones y también las personas en riesgo de pobreza o exclusión social. El nuevo plan de usos aglutina y sustituye la normativa parcial que existía hasta ahora en algunas de las zonas de la ciudad.
Una problemática creciente
El plan de usos llega en un momento en que los indicadores disponibles demuestran que la problemática del juego patológico está aumentando. Según la última encuesta EDADES elaborada por el Ministerio de Sanidad, en el último año el 6,7% de la población entre 15 y 64 años jugó dinero online y un 63,6% de lo hizo de manera presencial, lo cual supone un incremento respecto al 3,5% y el 59,5% de dos años antes.
Además, el 15,8% de las personas que juegan online y el 3,5% de las que lo hacen de manera presencial se considera que han llegado a desarrollar un posible juego problemático o trastorno del juego, lo que representa 670.000 personas en total a nivel estatal.
Igualmente, los estudios del Ministerio de Sanidad recogen que el 14,6% de los jóvenes de entre 14 y 18 años ha jugado dinero de manera online y que un 37,2% lo ha hecho de manera presencial en el último año.
El Ayuntamiento de Barcelona ya puso en marcha en octubre de 2019 un Plan de prevención del Juego Patológico que incorpora todo un conjunto de medidas que ponen el foco en la prevención de la salud, incorporando acciones como la limitación de la publicidad en espacios propios municipales, proyectos de prevención en las escuelas y proyectos específicos sobre la adición a las pantallas desde el Centro de Atención y Seguimiento a las drogodependencias (CAS) de Horta.
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