Pacto por la cultura para consensuar medidas frente a los nuevos retos

Pacto por la cultura para consensuar medidas frente a los nuevos retos

Barcelona necesita repensar tanto sus estrategias culturales como ciudad, como las relaciones con el entorno más cercano y más lejano, desde su conurbación metropolitana, hasta el resto de Europa o del mundo.

En este sentido, en noviembre de 2019, en el marco de la Comisión de Derechos Sociales, Cultura y Deportes del Ayuntamiento, todos los grupos municipales acordaron a proposición trabajar juntos para establecer las bases de un Pacto por la Cultura de Barcelona, ​​un acuerdo que propició el encargo por parte del Gobierno municipal de la elaboración de un diagnóstico detallado de la situación de los sectores culturales en la ciudad.

El estallido de la crisis sanitaria provocada por la Covid-19 en marzo de 2020, el confinamiento consecuente y las restricciones posteriores motivaron la redefinición del encargo para ajustarlo a las nuevas realidades y retos en el ámbito de las políticas culturales que debe afrontar la ciudad a partir de ahora a la hora de elaborar políticas públicas.

En este contexto pandémico, en julio de 2020 se aprobó el Pacto por Barcelona, ​​gracias al trabajo de la Mesa de Cultura, Educación, Internacional, Ciencia y Deportes, presidida por la concejala de Izquierda Gemma Sendra y que reunía las principales instituciones y entidades del país con el objetivo de identificar los retos culturales más importantes.

Este compromiso definió diferentes líneas de trabajo en el ámbito de la cultura, con la ambición de ser la base de un Pacto Cultural futuro capaz de impulsar la necesaria transformación de la política cultural de Barcelona, ​​desde el consenso con el conjunto de fuerzas políticas presentes en el consistorio.

En el «Pacto por Barcelona» hay seis líneas de actuación vinculadas a cultura:

  • Impulsar programas específicos de apoyo a los sectores artísticos.
  • Consolidar el sistema de cultura de base y los equipamientos.
  • Mejorar la financiación y la centralidad de los grandes equipamientos culturales.
  • Impulsar los programas de acceso a la cultura, sobre todo de los sectores.
  • Apoyar estructural y financiero a la consolidación y el crecimiento de las empresas e industrias culturales.
  • Ampliar la dotación económica de la cultura, apoyando la petición para que el 7% de los fondos europeos de recuperación vayan destinados a este ámbito.

En esta nueva propuesta de «Pacto por la cultura» se avanza hacia nuevas líneas de acuerdo más específicas, que permiten acercar las políticas culturales de la ciudad a los nuevos tiempos que vivimos desde una mirada común huyendo de la discrepancia política.

Una nueva política cultural

La cultura ha sido siempre un componente que da sentido a la existencia humana, y en momentos como los actuales esto se manifiesta cada vez más de varias maneras: en la necesidad de incorporar más claramente las prácticas artísticas en el sistema educativo, en la creciente importancia del conocimiento en las dinámicas de innovación, o en la conexión entre los avances científicos y la vida cultural en sus diversas manifestaciones.

Cultura y educación, cultura y tecnología, cultura e innovación, cultura y ciencia, son hoy nuevos campos en los que profundizar desde la política cultural de Barcelona. Todo ello, sin menospreciar los sectores donde siempre ha destacado la ciudad, como son el mundo del libro, el ámbito musical, las artes escénicas, las artes visuales, el mundo de las artes de calle y el conjunto de industrias creativas, por señalar sólo algunas.

La cultura como necesidad básica, como derecho fundamental

La cultura se suma así a los grandes pilares del bienestar del siglo XX: salud y educación, como una componente fundamental de las necesidades básicas. Una cultura que relaciona identidad, aspiraciones, disfrute y conocimiento y que genera oportunidades, defensa libertades y es garantía de ascensor social y de equidad.

Que da forma, por tanto, a los Derechos Culturales como base operativa para formular medidas y políticas de ciudad, tal como ya se expresa en el Plan «Hacemos Cultura», aprobado por el Pleno del Ayuntamiento en abril de 2021.

Una cultura, por otra parte, cada vez más presente en muchos de los sectores más dinámicos de la vida económica y social de una ciudad abierta al mundo y los visitantes de todo tipo, y bien conectada a la red internacional de ciudades más dinámicas y creativas culturalmente hablando.

La cultura, más allá de los límites territoriales de la ciudad y con una financiación ajustada a su proyección

Barcelona tiene una gran densidad y un espacio territorial muy limitado. Cien kilómetros cuadrados y 1,6 millones de habitantes. Pero sus grandes instituciones culturales y la fuerte dinámica y actividad cultural sirven y se articulan en un espacio mucho mayor. Nos referimos no sólo en el área metropolitana y sus 3’2 millones de habitantes, sino también en la región metropolitana y, por extensión, al resto de Catalunya.

Con una especial significación en el contexto de las realidades urbanas del sur de Europa, donde Barcelona también se sitúa como uno de los referentes clave de un espacio habitado por 14 millones de personas.

Las políticas culturales de la ciudad, así como muchos de sus proyectos e iniciativas culturales, extrapolan más allá de los límites municipales y deberían estar financiadas adecuadamente, incorporando, como en parte hace, recursos procedentes del Área Metropolitana, de la Diputación, de la Generalitat y del Estado, y al mismo tiempo, construir una política cultural conjunta, compartida e intermunicipal más intensa -como ya se hace, por ejemplo, en los casos de la Quincena Metropolitana de Danza, la Noche de los museos o ahora en el proyecto de Manifiesto 2024.

Disfrutar de la deseable fortaleza a la hora de proyectar e implementar políticas culturales a nivel local permitiría, además, desarrollar una política más activa, a nivel de intercambios y aprendizajes internacionales.

En este sentido, si los grandes equipamientos culturales fueran financiados de manera equilibrada por el conjunto de administraciones mencionadas, esto permitiría reforzar el impulso de las dinámicas culturales de la ciudad más cercanas, es decir, a distritos, barrios, reforzando las dinámicas de hibridación cultural y educativa, etc.-, al tiempo que permitiría mejorar y ampliar la oferta.

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