Intervenidos 37 gatos y un conejo en un caso de síndrome de Noé

Intervenidos 37 gatos y un conejo en un caso de síndrome de Noé

El Departamento de Gestión y Protección de los Animales conjuntamente con la Guardia Urbana han intervenido en un caso de síndrome de Noé en el barrio del Raval, en Ciutat Vella, 37 gatos, 32 de ellos adultos, 5 cachorros y un conejo.

El síndrome de Noé es el nombre coloquial de lo que en psiquiatría se denomina como trastorno de acumulación de animales. Es un desorden psiquiátrico que lleva a la persona a acumular de forma obsesiva un gran número de animales de compañía, a los que no les proporciona los cuidados básicos y necesarios.

Además de un problema de salud mental también se convierte en un problema de salud pública, ya que no sólo afecta al individuo que lo padece, sino también afecta a los animales que ha acumulado y en muchas ocasiones el tema de insalubridad puede afectar el vecindario. Aunque no son iguales, este trastorno guarda también relación con el síndrome de Diógenes (acumulación de objetos).

La entrada en domicilio, efectuada ayer por la tarde, y el rescate de los animales, se ha podido hacer gracias a una orden judicial que ha permitido ejecutar el comiso.

Los animales fueron trasladados al Centro de Acogida de Animales de Compañía (CAACB), donde el equipo de veterinaria los está atendiendo con el objetivo de poder restituir su salud y socialización y encontrar una adopción adecuada.

Barcelona, ​​administración pionera

El Ayuntamiento de Barcelona es una administración pionera en actuar en casos de acumulación patológica de animales, conocidos como síndrome de Noé, con un protocolo de actuación, en vigor desde el año 2019, que ayuda a dar visibilidad a una problemática como ésta.

Desde el año 2012 el Ayuntamiento de Barcelona ha intervenido un total de de 1.279 animales, 586 gatos, 422 perros y 271 de otras especies, derivados de casos de acumulación patológica de animales. De estos, 300 animales corresponden a intervenciones de este año 2021

Los animales suelen estar en pisos pequeños y el perfil del responsable, en su mayoría, es el de personas solas, de entre 50 y 70 años, y en su mayoría mujeres, pero no exclusivamente.

Habitualmente, se niegan a recibir apoyo socio-sanitario, y los animales presentan enfermedades congénitas, parasitarias, de cría no controlada y problemas de socialización, aunque no están desatendidos, normalmente, en la alimentación, ya que el último que hacen sus tenedores es dejar de alimentarlos, a pesar del esfuerzo económico que les supone y, muchas veces, en detrimento de la propia alimentación.

Las viviendas suelen estar afectados por las defecaciones de los animales, siendo el fuerte olor, casi siempre, la forma de detectar estos casos de acumulación.

El protocolo de actuación tiene unos baremos para determinar si la tenencia de estos animales supone un maltrato, basado en la evaluación de los animales y del entorno se tiene en cuenta, por ejemplo, la malnutrición, la presencia de enfermedades, la densidad, los alimentos o la higiene. Una vez retirados los animales se llevan al Centro de Acogida de Animales de Compañía (CAACB), donde son atendidos por el equipo de veterinaria y se trabaja en la restitución de su salud y su socialización, para encontrar una adopción adecuada.

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