El temporal inunda una tercera parte de los arrozales del delta del Ebro

El temporal inunda una tercera parte de los arrozales del delta del Ebro

Una tercera parte de los arrozales del Delta del Ebro, más de tres mil hectáreas, se encuentran anegadas bajo el mar, así como casi toda la isla de Buda.

El temporal vuelve a poner en evidencia la fragilidad del espacio natural y la necesidad de medidas urgentes.

La inundación de los arrozales con agua salada, recuerdan los agricultores, condicionará también seriamente la próxima cosecha. Los alcaldes del área hablan de situación ‘dramática’ y estudian pedir la declaración de zona catastrófica.

Aún no se puede llegar a los puntos del delta más afectados, pero cuando sea posible, el número de hectáreas afectadas podría crecer considerablemente.

De momento, el agua salada ha llegado tres kilómetros tierra adentro.  El mar penetra costa adentro, la lluvia va acumulando agua y los únicos sistemas de drenaje que hay, las bombas, están paralizadas por la situación.

La Taula pel Delta, que reúne las comunidades de regantes y los ayuntamientos de la zona, se han reunido de urgencia para apoyar a los municipios que más han recibido la embestida, los de la costa del hemidelta norte y la desembocadura. La Ampolla, Deltebre y Sant Jaume d’Enveja, principalmente.

Desde la Taula, han reclamado a las administraciones que demuestren con hechos la voluntad de trabajar por el territorio y aprueben medidas urgentes para luchar contra la regresión.

La zona de la playa del Arenal, en L’Ampolla, y el tramo costero comprendido entre la Marquesa y Riumar, en Deltebre, son de las que más han recibido el embate de las olas, especialmente desde el lunes.

El alcalde de Sant Jaume, Joan Castor Gonell, explicó que casi toda la isla de Buda está negada por el agua de mar.

Esta agua vertida por el río, atraviesa el brazo de Migjorn e inunda los arrozales del otro lado con alturas que el lunes llegaban a cincuenta centímetros en la carretera que comunica con la playa.

Preocupación por Buda

La preocupación es que cuando el mar baje, la barrera estrecha entre la laguna y el mar no existirá. Buda quedará comunicada con el mar y no se sabe durante cuánto tiempo.

El alcalde de Deltebre, Lluís Soler, dijo que la situación era dramática, a diferencia de los anteriores temporales.

«No tiene precedentes. Vivimos una situación de emergencia total. El delta ya no está para buenas intenciones. Está para acciones contundentes y efectivas que marquen una línea en la agenda institucional catalana y española de emergencia absoluta. Los ayuntamientos del delta y los más afectados o la Mesa de Consenso debemos poner esto sobre la mesa de la agenda institucional», ha dicho.

Soler quiere reclamar la declaración de zona catastrófica por los daños a los arroceros y acuicultores, a las infraestructuras municipales y actividades privadas afectadas.

Una medida que estudiarán conjuntamente con los ayuntamientos de Sant Jaume y L’Ampolla. La lista de daños en el municipio es gruesa y no para de ampliarse.

Las pasarelas de Riumar han quedado sobre el agua, arrozales invadidos por agua salada, que tantos perjuicios puede causar para la próxima cosecha.

Además, hay que añadir todos los daños en caminos, viales de acceso a las playas y estaciones de bombeo, edificaciones rurales e inundaciones de viviendas.

El tramo final del río se desborda con el temporal y las bombas que podrían ayudar a drenar el agua son inutilizadas por el nivel de mar.