El Ayuntamiento de Barcelona compra ocho casas históricas de Sant Andreu

El Ayuntamiento de Barcelona compra ocho casas históricas de Sant Andreu para hacer granja urbana

Las siete familias que viven en las casas que hay entre los números 105 y 117 de la calle de Pons i Gallarza podrán seguir viviendo.

Después de años de protestas vecinales contra la especulación de la propiedad, el Ayuntamiento ha ejercido su derecho a tanteo y ha comprado siete casas de planta baja y un piso con más de 150 años de historia por 745.000 euros.

Ahora el consistorio permitirá a los vecinos mantener sus domicilios mediante un proyecto innovador en Barcelona de granja urbana y alquiler.

Granja urbana y alquiler

Las viviendas se incorporarán al parque público de vivienda de la ciudad y formarán parte del primer proyecto de granja urbana mixta.

El Instituto Municipal de Vivienda y Rehabilitación encargará de rehabilitar las casas para que se adapten a la normativa con intervenciones como la impermeabilización y el aislamiento térmico, que tienen un presupuesto de 290.000 euros.

En este periodo los inquilinos pagarán el alquiler que tenían anteriormente. Tal como explica uno de los vecinos, Roger Ramírez, esta primera intervención está previsto que termine entre finales de 2020 y principios del 2021.

En una segunda fase los inquilinos ejercerán de colonos, se encargarán de reformar el interior de los domicilios y deberán abonar un precio de alquiler mínimo para que las obras formen parte del arrendamiento.

Y finalmente, cuando la rehabilitación del interior esté terminada, el consistorio les volverá a cobrar el precio que fija el parque público de vivienda.

Desde el consistorio piden a la iniciativa privada que apuesten por este modelo de granja urbana porque puede ser una buena solución para hacer viables la reforma de inmuebles y que los ciudadanos puedan pagar los alquileres sin problemas.

Una victoria vecinal

Los vecinos hacía dos años y medio que denunciaban un caso de especulación urbanística de la sociedad Vermont S.L., que quería reformar las viviendas.

Desde que el fondo inversor pasó a ser la propiedad los inquilinos hicieron público que eran acosados por la empresa con la intención de que abandonaran los inmuebles.

Pero los vecinos, que en algunos casos han vivido toda la vida en estas casas, hicieron frente a Vermont S.L. y podrán seguir viviendo en sus domicilios.

Ahora celebran la medida porque, según Ramírez, permitirá «mantener el tejido de barrio» y que los vecinos tengan «contratos largos y asequibles».

El Ayuntamiento de Barcelona compra ocho casas históricas de Sant Andreu